Teatro Juan Bravo, Segovia
El trompetista David Herrington fue su acompañante en Folk Segovia con el espectáculo El método cardiofónico, basado en los latidos del corazón de pacientes con cardiopatías, grabados en los años 30 por el doctor Miguel Iriarte.
Con aspecto de niño travieso y un gran talento musical, Germán Díaz toca instrumentos que parecen sacados de Alicia en el País de las Maravillas, con nombres tan insólitos como órgano de barbaria o rolmónica cromática. Una caja de música que reproduce sus composiciones en cartulina perforada y una gramola con los discos de Iriarte completan la panoplia de artilugios desplegados sobre el escenario. Como cabría esperar, su zanfona tampoco es un instrumento común; es un prototipo que le permite tocar también con un arco de violín y multiplicar así sus posibilidades.
La música de Germán Díaz está firmemente arraigada en la música antigua y tradicional, con derivas hacia la improvisación y ramificaciones en la música contemporánea, el free jazz o incluso el tango. Sobre el escenario, el músico se convierte en un hombre orquesta con la ayuda de loops de sonido grabados en directo y reproducidos después como base de las interpretaciones. David Herrington, con una sólida trayectoria en el jazz, da la réplica ideal con la trompeta y la tuba, y se adapta como un guante al complejo universo musical de Germán.
Las composiciones denotan delicadeza y genialidad a partes iguales. En la cita segoviana pudimos disfrutar con piezas deliciosas, como Nana 013, Pour l’enfant perdu, Comme dans un train pour une étoile, Cirro, Nimboestrato o Carta para Beatriz. Para terminar, una versión preciosa de La eternidad y un día, tema de Eleni Karaindrou para la banda sonora de la película homónima de Teo Angelopoulos.
Con un pie en la tierra y otro en el espacio, Germán Díaz construye su carrera musical con un talento enorme y la libertad más absoluta. No nos cansamos de disfrutar con su trabajo.
Germán Díaz estará en Madrid con su Método Cardiofónico en formato de trío el día 13 de julio.
Fotos: Carlos Monje
Desde luego un artistazo que merece la pena disfrutar siempre que se tenga la ocasión.
Un placer encontrar personas tan extraordinarias