La energía sin fin de Hiromi

07/07/2014 - Ana Blázquez
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Hiromi, The Trio Project - 07-07-2014
Madgarden Festival, Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Universidad Complutense, Madrid
La pianista despliega toda su artillería en uno de los conciertos más impactantes del verano madrileño.
Hiromi

El espectáculo que ofreció anoche Hiromi en el festival Madgarden de Madrid dejó boquiabierto a público y profesionales. A sus 35 años, la pianista japonesa desmonta todos los clichés del piano de jazz con pasmosa facilidad y hace alarde de una técnica apabullante que levanta pasiones en los escenarios de todo el mundo.
Consciente de que la fotogenia también es importante, Hiromi se presentó vestida de blanco y con un voluminoso peinado que la hacía aparecer como una figura de anime sobre el escenario sobrio y completamente negro. Solo otro punto lograba captar la atención por momentos: una gigantesca batería de dos bombos tras la que podrían tocar cómodamente dos hombres. A los mandos de semejante instrumento, nada menos que Simon Phillips, el gran baterista británico de rock que ha figurado en la nómina de grupos como The Who, Toto y Judas Priest, entre otros muchos. Con la potencia rítmica asegurada, completa el trío el estadounidense Anthony Jackson, uno de los más grandes bajistas de la historia del jazz, pertrechado con su enorme bajo de seis cuerdas.
Solo con estos mimbres el trío ya resulta espectacular, pero lo bueno llega cuando la menuda Hiromi comienza a tocar. La energía que es capaz de derrochar es casi un fenómeno paranormal. No nos explicamos cómo es capaz de desplegar esa artillería brutal durante más de hora y media ininterrumpida, sin mostrar en ningún momento signos de cansancio y sin beber una sola gota de agua. Ver los dedos de esta mujer bailar sobre el teclado es una experiencia inolvidable para cualquier aficionado al género, pero como toda experiencia tiene distintas facetas.
Es obvio que con los dos acompañantes citados la propuesta no puede orientarse más que hacia el jazz rock, un aspecto muy refrescante con el que la japonesa se posiciona en la vanguardia del jazz actual. El gusto de Hiromi por desmenuzar las melodías en una cantidad imposible de notas le permite lucir su técnica inigualable y tiene un efecto hipnótico. Sin embargo, el resultado deja en segundo lugar a la composición, hasta el punto de que muchos de los temas parecen una prolongación del que iniciara el concierto. Así, la pianista fue desmenuzando los cortes de su último disco, Alive, con una sola concesión fuera de programa para improvisar sobre la melodía de Sakura Sakura, un tema tradicional nipón de corte mucho más delicado. Hacemos notar que, mientras tanto, sus dos acólitos se retiraban sudorosos a reponer fuerzas mientras ella mantenía intacta su potencia para pasmo de los presentes.
Aun así, la calidad de este trío alcanza cotas que se ven raras veces. La fabulosa pianista ataca los temas sin desfallecer, con la absoluta seguridad que le da su dominio del instrumento. Se diría que ha absorbido como una esponja todo lo que se ha hecho en un piano de jazz hasta la fecha y se ha propuesto devolverlo todo de una vez. Como consecuencia, el desarrollo de cada tema parece en sus manos un catálogo de todo lo que se puede hacer creativamente con un piano en el jazz.
Tras al concierto, la pregunta que nos hacemos es qué evolución tendrá esta joven pianista que parece ya de vuelta de todo. Por el momento, se está comiendo el mundo.
Fotografía: Carlos Monje

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