Sala Apolo. Barcelona
La propuesta de este quinteto se enmarca dentro de la nueva música tuareg (a veces llamada “blues tuareg” o “rock del desierto”), cultivada hoy por artistas como Bombino, Tamikrest (a quienes ya hemos recomendado en estas páginas), Tinariwen y Songhoy Blues entre otros.
Los integrantes de Imarhan crecieron en el corazón del Sahara argelino, en Tamanrasset –una localidad permeable al doloroso exilio maliense– abiertos a un mestizaje en el que, por un lado, confluyen diversas influencias de sus raíces musicales y, por otro, mantienen los radares atentos a los ritmos urbanos globales, especialmente a los cultivados desde el blues y el rock.
Tras fichar por el sello City Lang (volcado originalmente a distribuir en Europa el trabajo de bandas independientes de los Estados Unidos), Imarhan editó su primer sencillo como adelanto del álbum homónimo que verá la luz a finales de abril y que ahora están presentando en una dilatada gira por Europa y América.
El concierto de la sala Apolo arrancó con Addounia Azdjazzaqat, poniendo de relieve la fuerza rítmica en la que se sustenta el poder de la banda. Allí estaban situados en línea, de izquierda a derecha, Tahar Khaldi al bajo; el percusionista Haiballah Akhamouk (shekere y djembe); Sadam, el líder del grupo, con su Gibson; Hicham Bouhasse a la guitarra (la dejaría en el siguiente tema para centrarse de ahí en más en tareas percusivas); y Abdelkader Ourzig (guitarra rítmica).
Dentro de los temas interpretados a continuación, todos en un nivel muy parejo, podríamos destacar composiciones como Arodj N-Inizdjam, Ibas Ichikkou, Assossamagh, Imarhan y, ya en el cierre, Tahabort.
En escena contrastó el groove enérgico y cautivante del grupo con la sencillez de su líder. Sadam lleva la voz cantante manteniendo un perfil bajo, sin alardes vocales ni solos de cara a la galería. Parco en palabras –no hubo presentaciones para los integrantes del grupo ni para las canciones que interpretaron (solo un tímido merci entre tema y tema y poco más)– el argelino basó exclusivamente en las canciones su conexión con un público que respondió con entusiasmo a un repertorio que invitó a mover el cuerpo. La música de la banda conformó un bloque compacto en el que rara vez asomaron destellos individuales. Casi toda su fuerza está impulsada por la trama que tejen sabiamente las cuerdas de Sadam, Ourzig y Khaldi junto a las percusiones de Bouhasse y Akhamouk en un ajustado trabajo de equipo.
El material que pudimos saborear en el directo que ofreció Imarhan en la Ciudad Condal invita a esperar con optimismo la llegada de su primer disco. Estaremos atentos a su lanzamiento.
Imarhan
Iyad Moussa Ben Abderahmane, Sadam: guitarra y voz.
Abdelkader Ourzig: guitarra rítmica y coros.
Hicham Bouhasse: guitarra acústica, shakere, djembe y coros.
Tahar Khaldi: bajo y coros.
Haiballah Akhamouk: shakere, djembe, coros.
Totalmente de acuerdo. El concierto fue un contraste de energía y sencillez a la vez, reflejo de su espíritu. Realmente me cautivaron.