Vilanova i la Geltrú (Barcelona)
Eliseo Parra
El Festival Internacional de Música Popular y Tradicional (FIMPT) de Vilanova i la Geltrú ha vivido este pasado fin de semana su edición número 37, pero en realidad hay que interpretar el acontecimiento como si se tratara de una toda una novedad, o un renacimiento, porque después de unos años de “exilio”, desarrollándose durante el mes de octubre y con buena parte de sus conciertos programados en espacios cerrados, ha vuelto a respirar en pleno mes de junio y al aire libre. Todo un acierto que debe ser reafirmado en próximas convocatorias, que deberían apostar por una mayor calidad de las actuaciones y de un incremento de su difusión publicitaria y mediática.
El festival comenzó, no obstante, a cubierto, con un concierto inaugural celebrado en el Teatre Principal de la capital del Garraf. Allí, el viernes 16 por la tarde se presentó el proyecto que encabezan desde hace una temporada el cantautor Carles Sanjosé, más conocido como Sanjosex, y el acordeonista Carles Belda, que consiste en reinterpretar el cancionero tradicional de las comarcas gerundenses. Càntut es una propuesta que ha crecido muchísimo desde que asistimos a su estreno el pasado mes de octubre en la Fira Mediterrània de Manresa, y a la que todavía le queda mucho camino por delante. Los dos Carles comenzaron su pase homenajeando al artista vilanovino Pere Tapies, recientemente fallecido, versionando su entrañable Passeig del Carme (Paseo del Carmen), y lo concluyeron con otra bonita adaptación, la de la clásica Flors de baladre (Flores de adelfa), del ibizenco Isidor Marí.
A continuación, el FIMPT se instaló en un nuevo espacio abierto, la Plaça del Port, donde una agradable brisa marinera acompañaría a músicos, técnicos y espectadores, hartos del calor agobiante que hizo durante todo el fin de semana. Los primeros en actuar allí fueron los gallegos Radio Cos, y lo cierto es que no se sabe quién estaba más cortado ante el mencionado estreno, si los propios oficiantes o el público, que tampoco es que fuera muy numeroso. Sea como fuere, el quinteto intentó animar al personal con sus muñeiras, jotas, alalás y pasodobles, pero no hubo manera.
El último concierto de la noche tuvo como protagonista una formación colombiana, Papa Orbe & Los Turbiales Sabaneros, un grupo eminentemente salsero que sí consiguió conectar con la asistencia, que por entonces ya era bastante más numerosa, con sus dosis de porros, cumbias y otros animados bailes, pero, eso sí, dejando la sensación de que se trataba de una banda de segunda división.
Al día siguiente, sábado 17, abrió la sesión vespertina en la misma plaça del Port el reputado tenorista Jordi Molina, quien presentó su disco Màteria del temps (Materia del tiempo) al frente de un septeto en el que figuraban dos de esos músicos que, como el perejil, están en todas las salas, el percusionista Antonio Sánchez y el multiinstrumentista Juanxe Aguiar. Molina es uno de esos virtuosos que ha conseguido sacar la tenora del enclaustramiento al que le sometían la cobla y la sardana para ponerlo a funcionar como un saxo, por poner un ejemplo, y así lo demostró con un repertorio decantado hacia el jazz rock con matices brasileños, en la onda de unos Return to Forever, y recuerdos a la tradición musical de los Países Catalanes
Inmediatamente después compareció el trio chipriota Monsieur Doumani. Había cierta curiosidad por constatar la eficiencia de una formación que ha sido reverenciada y glorificada por las listas de discos de músicas del mundo, sobre todo a raíz de la aparición de su disco Sikoses en 2015. Y la verdad es que no hay para tanto, ya que la combinación de una guitarra acústica, un “tzouras” -instrumento tradicional de cuerda- y un tercer instrumentista que alternaba la flauta y el trombón, no dio mucho de sí. Conclusión: o bien el nuevo folklore chipriota deja mucho que desear, los seleccionadores de éxitos internacionales se han vuelto locos o ambas cosas a la vez.
La situación cambió radicalmente a medianoche con la irrupción de la Boban Marcovic Orkestar, una máquina imparable de ritmo perfectamente engrasada, que mantuvo en constante movimiento a la concurrencia que ya llenaba el espacio portuario. Con tres percusiones, un acordeón y hasta ocho vientos, el grupo serbio amenizó la velada con su sucesión de ritmos zíngaros en los que no faltaron las versiones de temas popularizados por Goran Bregovic. Aquello fue un triunfo absoluto de las trompetas afiladas de Marcovic y compañía.
La última jornada del FIMPT, el domingo 18, trasladó su escenario a la Plaça de la Vila. Allí, a las seis de la tarde, y bajo un sol de justicia, comenzó su actuación Eliseo Parra con su banda, quien no pudo evitar un apesadumbrado aire de desgana ante tanto calor y tan poco público, aunque poco a poco fue animándose, sobre todo gracias a las aportaciones catalanas de su amplísimo repertorio, que fueron muy bien recibidas, como la Havanera que compuso con los valencianos Al Tall, o la balada El secret d’estimar de su época hippie en Ibiza.
Acto seguido, le llegó el turno al valenciano Pep Gimeno “Botifarra”, quien en esta ocasión compareció acompañado del grupo Spanish Brass Luur Metalls, en un curioso experimento que entremezcló los cantes populares del intérprete de Xàtiva con los sonidos clásicos del quinteto de vientos. Al respecto hay que decir si el ámbito instrumental natural de Botifarra es su rondalla y que cuando actúa junto a una banda más o menos sinfónica la propuesta no deja de tener sentido, la fórmula utilizada en este espectáculo, Metalls d’estil (Metales de estilo) es como rizar el rizo más allá de lo posible, y el supuesto e inédito maridaje, sinceramente, fracasa.
El acto de clausura del FIMPT consistió en un homenaje al mencionado Pere Tapies, cantautor popular de faceta humorística y gastrónomo muy querido en su población, Vilanova i la Geltrú, que falleció hace un par de meses. Bajo el título de Un pèl antic, un pèl nou (Un pelo antiguo, un pelo nuevo) -nombre de un disco colectivo editado recientemente por la revista Enderrock- desfilaron por el escenario algunos artistas, veteranos y noveles, muchos de ellos paisanos suyos, que versionaron sus creaciones, como Francesc Burrull, Joan Isaac, Quim Vila, The Gruixut’s, Gemma Humet, Guillem Roma y Copa Lotus.
Me sorprende y me parece tremendamente injusto lo que dices de Monsieur Doumani. A lo largo de su trayectoria, desde el principio, han tenido el reconocimiento que se merecen, en las listas y en las no listas, porque han tocado en festivales de referencia en Europa, como Sommarscen Malmo, Womad UK, Bardentreffen, Globaltica o el festival internacional de música y danza de Granada. Si tú prefieres el chunda chunda de Boban, que está muy bien, muy divertido, pero que no aporta nada nuevo al mundo, pues me parece fenomenal, pero tus apreciaciones del concierto de Monsieur Doumani me resultan sorprendentes en ti, porque yo vi algo totalmente diferente, que me hizo reforzar el compromiso con este trío, que solo ellos tres tienen más magia, más poder y más originalidad que la mayoría de grupos de world music que veo constantemente.