Teatro Barts. Barcelona
Empapado en sudor, el líder de The Positive Force no paró de cantar, bailar con frenesí, ocuparse de sus instrumentos (teclados, saxofones alto y soprano y trompeta), dirigir a sus músicos y lanzar sus proclamas furibundas. Todo con una entrega absoluta.
Apoyado una vez más por su numerosa banda (ocho músicos y tres coristas), el nigeriano fue caldeando el ambiente con exitosas páginas de su repertorio como «Truth Don’t Die», «Stop Aids», «Do Your Best», «Dem Bobo» o “Africa For África”, servidas todas en versiones que estiraban su duración con la inclusión de intensos pasajes instrumentales.
Llegó luego el momento de atacar con los temas de su último disco, No Place For My Dream (2013). Sonaron “Politics Na Big Business”, “No Work, No Job, No Money”, “No Place For My Dream”, “Carry On Pushing On”, “The World Is Changing”, “Nothing To Show For It”, “Wey Our Money”…
En lo musical, todo fue una contundente exhibición de afrobeat, un género musical que Kuti lleva incorporado en su ADN y que aflora en todo lo que hace. Grandes dosis de funk, influencia yoruba, highlife, sonidos jazzísticos, improvisaciones, espíritu festivo, polirritmias trepidantes… En las letras -directas, con escasos vuelos poéticos- abundaron los ataques mordaces a la clase política y la denuncia de las injusticias que asolan al continente africano.
Muy centrado en la figura del líder, la actuación no dejó mucho espacio para el lucimiento individual de los músicos. Solo Opeyemi Awomolo, a la guitarra, protagonizó un par de solos.
En la última parte del concierto, el grupo volvió a rescatar algunos temas del pasado como “Sorry, Sorry” y la preciosa “Day By Day”. Pudo ser un excelente cierre, pero en los bises Kuti se extendió más allá de lo aconsejable y perdió el rumbo con un innecesario discurso político de siete minutos. Quizás el único lunar en un concierto vibrante y contagioso que celebró el espíritu de un género que, más allá de necesitar alguna renovación, mantiene su potencia y su vigencia.
Foto: Femi Kuti por Sergio Zeni.