Sala Galileo Galilei de Madrid
Así es: la uniformidad de los gustos, alimentada por los grandes medios y las grandes industrias, hacen que personalidades tan importantes para nuestra cultura como Parra no lleguen a ser tan reconocidas como sería deseable. Aunque, por otro lado, el título del libro de Alba lo dice todo: “Nunca perseguí la gloria”.
Sea como sea, la noche que vivimos en la Sala Galileo de Madrid fue digna de pasar a la historia. Comenzó Eliseo haciendo un repaso de sus orígenes musicales, de su infancia llena de admiración por las cantantes de copla, con una jota que Imperio Argentina popularizó en la película Nobleza Baturra. Siguieron sus referentes juveniles, como The Beatles, el glam rock y Crosby, Stillls, Nash and Young, ilustrados con un tema de Mi Generación, grupo al que Eliseo Parra perteneció en los 70.
Y así el maestro, cada vez más maestro y en plena forma, desgranó algunos de los momentos más interesantes de su carrera, recogidos en el disco que acompaña al libro de Rafael Alba, que ya por sí solo merece mucho la pena. Entre ellos, No et creguis cuentus xinus, de su grupo de salsa Sardineta, y dos temas de su etapa con Mosaico: La cigüeña, con su ritmo hipnótico y ancestral, y Arabesco, momento en que Eliseo se sentó a la batería -su instrumento principal durante tantos años- y pudimos disfrutar de excelentes solos de Aleix Tobias con las percusiones y Josete Ordóñez con la guitarra.
A partir de aquí, el vallisoletano y su banda hicieron un excelente repaso a algunos de los temas que han grabado y tocado cientos de veces en directo, haciendo que se conviertan en parte sustancial de nuestra memoria musical: La Maragata, Suite del Rebollar, La Rama, La Zarzarmora (con la colaboración de Alba Chacón), El Brillante… Junto a estos, dos temas que no suelen estar en sus directos y que, cada uno por un motivo, son la quintaesencia del folk que interpreta Eliseo: la ancestral y telúrica El pino, de la localidad onubense de Alosno, y El reloj de Valdetorres, con intensidad creciente estrofa a estrofa hasta su apoteósico final.
Por supuesto, no faltaron El silenci d’estimar -de la que el mismo Parra dice que es la mejor canción que ha compuesto en su vida-, la Jota del Chato, con buena parte del público bailando, y La llave de la alegría, ese himno que lo acompaña desde la época del disco Tribus hispanas y que comienza con la mejor recomendación: “No perdáis nunca la llave de la alegría”.
Y así nos fuimos del concierto de Eliseo Parra y la Parra Band, con una sonrisa de oreja a oreja y la alegría de su música, canturreando de camino a casa. Como siempre.
Eliseo Parra: voz, guitarra, percusión
Xavi Lozano: saxo, ambientación sonora y voz.
Guillem Aguilar: bajo y Voz
Dani Espasa: teclados y acordeón.
Pablo Martín: voz y percusión
Josete Ordoñez: voz y guitarra
Aleix Tobías: voz y percusión
Invitados: Alba Chacón, David Torrico y Moí Pedigrí
Fotografías: Carlos Monje