Auditorio Jorge Luis Borges, Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Buenos Aires
Desde hace diecisiete años, Oreka Tx viene recorriendo el mundo para dar a conocer el sonido de la txalaparta, un instrumento de percusión fuertemente ligado a la identidad cultural vasca que estuvo a punto de desaparecer en la década de los sesenta, cuando tan sólo quedaban dos parejas de txalapartaris que la tocaban.
El auditorio Jorge Luis Borges resultó escaso para albergar a un público tan numeroso que terminó ocupando hasta los pasillos de la sala. Harkaitz Martínez de San Vicente y Mikel Ugarte (txalaparta de piedra, txalaparta de madera y bidón), junto a Mixel Ducau (alboka, saxo y guitarra), presentaron por primera vez en la Argentina su espectáculo Nömadak Tx, ese curioso concierto-viaje que mezcla sobre el escenario la música interpretada en directo con las imágenes y la banda sonora del documental homónimo. Un filme en el que el director Pablo Iraburu registró los viajes que el colectivo vasco realizó por la India, Laponia, el Sahara y Mongolia para compartir su sonido con el de diversos músicos locales.
El resultado fue un concierto donde el protagonismo de la txalaparta -ejecutada con gran despliegue físico, entendimiento e impecable sincronización- y los sonidos de los vientos y el bidón, mantuvieron al auditorio en un trance casi hipnótico, a la vez que lo conducían por un periplo multicultural de horizontes infinitos.
Muy acertada resultó en ese sentido la inclusión en el show de la cantante argentina de raíz folclórica Silvia Iriondo, quien con su personalidad y su voz bagualera supo poner algunos acentos en un espectáculo que, si bien siempre fue vibrante desde lo visual, por momentos orilló cierta monotonía en lo musical. Fue ella la encargada de abrir el concierto, acompañada por el retumbar de su caja coplera y, en algunos pasajes, apoyada solo por la rica y certera percusión de su compatriota Fernando Bruno. Sobre el final volvió al escenario para unirse al grupo en varios temas, entre los que destacó una excelente versión de El mundo es redondo, incluida en su último álbum.
En resumidas cuentas, un auspicioso debut de Oreka Tx en la capital argentina. Ante un público nuevo, el grupo ratificó que su sonido, tan profundamente local, puede enlazarse de manera natural casi con cualquier tipo de folclore. Tal vez por aquello de “Pinta tu aldea…”