Sala Galileo Galilei, Madrid

El día 2 de marzo, las cantantes eran recibidas con pleno entusiasmo por el público reunido en la sala Galileo Galilei de Madrid, compuesto en gran parte por la comunidad gallega de la capital española. Sin embargo, el concierto fue apreciado no solo por los descendentes de Galicia y los conocedores de su cultura, también por cada oyente sensible a las músicas viajeras, que sobreviven en la memoria de los emigrantes, cultivadas y recreadas en el exilio. Las cantareiras adoptan la música que aprendieron de sus abuelos y profesores en Bruselas, así como las canciones recogidas en los pueblos de Galicia, creando una música fresca, con su propio carácter y belleza, en este concierto siempre marcada por un cierto toque de nostalgia.
Introduciendo sus canciones con un diálogo poético entre una abuela y su nieta, las descendientes gallegas nacidas en Bélgica rindieron homenaje a todos los que abandonaron el país en la época del franquismo, en la búsqueda de libertad y una vida mejor para sus hijos. Gracias a la universalidad de estos prefacios poéticos y la música de Ialma, que se inspira en varias culturas y tradiciones, todos los presentes podían identificarse y empatizar con los emigrantes, descendientes de Galicia y otras regiones, cuyas historias, lindas y trágicas, se desvelaban en el canto impactante de las cantareiras. Aparte de los adornos percusivos, sus voces eran acompañados solamente por la guitarra de Quentin Dujardin y el acordeón diatónico de Didier Laloy, que deslumbró en el vals Voltar, conmoviendo tanto a los espectadores como, evidentemente, a las cantareiras.
Este concierto minimalista, transmitió la belleza del canto tradicional gallego, acentuando también las habilidades de los dos instrumentistas, cuya música destacaba con una gran pureza y sensibilidad. Asimismo, hubo lugar para la participación del público, ansioso por cantar las canciones de su pueblo, acompañar con palmas y bailar la rumba gallega, aprendiéndola de la mano de las cantantes. Otros participantes especiales del concierto fueron los niños, que desde el escenario acompañaban a las cantantes con sus coros, ayudando a que se cumpliera uno de los principales objetivos de Ialma: que la cultura gallega este presente no solamente en la memoria de los mayores, sino también en la vida de los más pequeños.