Espacio Ronda. Madrid
Y paradójicamente lo hace rememorando aquel folk de principios de los noventa, cuando en esta ciudad se congregaron un gran número de músicos en torno, sobre todo, a las míticas jam sessions de La Taberna Elisa, en cuyos comienzos tuvo una importancia capital nuestro músico. Fue uno de los fundadores de La Musgaña, banda con la participó en la grabación de sus tres primeros discos, El diablo cojuelo, El paso de la estantigua y Lubicán. Aunque nunca ha abandonado su pasión por el folk, poco sabíamos de él, excepto alguna colaboración puntual con otros músicos. Hasta ahora, que de puntillas y casi sin querer, ha grabado Mirando nubes, y aún más, contra pronóstico, lo ha llevado al directo con la colaboración de seis músicos, algo que ha sobrepasado, con creces, sus expectativas iniciales, cuando en una lluviosa tarde de marzo de 2013, contemplando las nubes desde la buhardilla de su casa, comenzó a grabar esta delicada colección de melodías, algunas de autoría propia, otras con nuevos arreglos sobre composiciones clásicas, como esa preciosa recreación de la Bourée de J.S. Bach.
Climent interpretó todos los temas que incluidos en este registro, más uno que no está en el disco, con el que abrió el concierto, el delicioso quinto movimiento, el Passa calle de la Musica notturna delle strade di Madrid de Boccherini. Fue un concierto sencillo, sin alharacas, en un ambiente recogido y relajado, exquisitamente interpretado, aunque se apreciaba algún mínimo desajuste producto del nerviosismo que atenazaba al protagonista de la velada, hecho que acentuaba aún más la cercanía con los intérpretes. A veces sonaba a folk de cámara y otras a música irlandesa. Un concierto que nos recordó a las veladas de folk con las que muchos nos enamoramos de esta música y que hasta hace poco tiempo existían en algunas tabernas de Madrid. Desde el título del disco hasta el final del concierto, con unas palabras agradecidas de Jaime Muñoz a su viejo compañero en La Musgaña, hay mucho de emoción y de nostalgia en este proyecto. Pero también de alegría, por el reencuentro de antiguos amigos y por qué no, quizá sea el principio de un nuevo capítulo en la historia del “folk en Madrid”. En el escenario estaban dos de los músicos de Martina Quiere Bailar, integrantes del bal folk europeo, Diego Sánchez y Sonsoles Arribas, que representan la renovación en el folk y la aparición de una nueva generación de músicos. Además, Jose María Climent, junto con otros amigos, han recuperado las jam sessions en un municipio cercano a Madrid, Aravaca, en un Centro Comercial de una urbanización muy particular, Rosa Luxemburgo. Su nombre delata el proyecto social que lo sustenta.
Ojalá que ahora sean, tras el largo invierno, buenos tiempos para la música en esta ciudad tan castigada. Estas nubes traen lluvia y buena cosecha. Hay señales de primavera que así lo anuncian.
José María Climent, mandolina, gaitas y viola
Sonsoles Arribas, violín
Diego Sánchez, guitarra y bouzouki
Rocío Garde, bajo, acordeón y bouzouki
Jaime Muñoz, flautas, percusión y gaita charra
Pilar López Ballarín, voz y percusiones
Juanma Sánchez, fagot y voz