Diariofolk

Desde entonces, Dorantes se ha consolidado como un valor seguro de la música flamenca actual, a través de una carrera que ha tenido más desarrollo en sus actuaciones en directo y colaboraciones que por sus lanzamientos discográficos propios.
Sin embargo, en esta ocasión David Peña presentaba su tercer CD, Sin muros, en el marco del ciclo Andalucía Flamenca del Auditorio Nacional de Música. La sala de cámara acogía al pianista de Lebrija abarrotada de un público deseoso de reencontrarse con David Peña.
Dorantes ofreció por tanto un recital basado fundamentalmente en su último trabajo discográfico, Sin muros, obra que recuerda poco aquel primer Dorantes que conocimos con Orobroy.
Si en sus comienzos la música de Dorantes se inclinaba hacia su vertiente más lírica, con un sonido bello, melancólico y asimilable por todos los públicos, su último concierto en el Auditorio Nacional dejó claro que en la actualidad su lenguaje actual es otro. David sigue sonando original, flamenco personal e innovador, pero ahora se nutre de sonidos contemporáneos complejos, un estilo alejado de la amabilidad de la música de sus inicios como compositor y concertista.
Sobre el escenario, las composiciones de su último trabajo seducen por su eclecticismo, con frecuentes idas y vueltas en las que el artista se va aproximando y alejando por momentos de la raíz flamenca. De lo más obvio a  desarrollos complejos, abriendo nuevas ventanas que pueden llegar a fascinar… Aunque en algún caso pueden despistar al que espere reencontrarse con otro tipo de sonidos más evidentes.
El piano de Dorantes sonó en todos los temas desenvuelto y consistente. Su buen conocimiento de la técnica, junto con su bagaje personal y familiar, es en el fondo la base de su música y de sus directos. La formación, sin embargo, no sonó  todo lo rodada y compacta que habría cabido esperar por el nivel de los músicos presentes sobre el escenario. En realidad, el sonido no favoreció las interpretaciones conjuntas, que desde el patio de butacas se escuchaban con frecuencia como una melopea borrosa velada por un exceso de reverberaciones.
Contratiempos aparte, el concierto concluyó con una gran ovación por parte del público que llenaba la sala, y Dorantes no tuvo inconveniente en cerrar con su tema más conocido, el que todos esperábamos, Orobroy.
Dorantes, piano
Javier Moreno, contrabajo
Ricardo Moreno, guitarra
Javier Ruibal, percusiones y batería
Faikal Kourrich, violín
Marcelo Mercadante, bandoneón