Vic, Girona
En 2012 ha habido para todos los gustos y era difícil elegir a veces dónde acomodar el oído, entre los más de setenta conciertos de estilos variados que completaban el programa. Así que dejando cosas interesantes en el tintero, recorrí en tres días frenéticos todo lo que pude. Obviando buenos conciertos de pop, rock,… e interminables veladas con DJs, pero era complicado estar en todos los sitios.
El jueves 13 de septiembre, concierto inaugural en el Teatre L’Atlántida con Mayte Martín y su nuevo disco Cosas de dos, lleno de boleros clásicos y otros no tanto. Una voz excelente y una banda de lujo firmaron un buen arranque. Dos horas después, en el mismo escenario, Coetus y Eliseo Parra volvían a demostrar que su espectáculo es de lo mejor que podemos ver por estas tierras en la actualidad. Busco en las carpas aledañas al teatro al navarro Petti y al brasileño Rafael Martini, el primero en solitario y el segundo con amplia banda; los dos me dejan registros encontrados y dejo mis impresiones para una escucha más reposada.
El viernes se inicia en el gigantesco escenario de la Plaza Mayorcon el sonido fresco y divertido de Els Catarres. De allí a las carpas para disfrutar un rato con la inquietante portuguesa Lula Pena. Me gusta y la disfruto unos minutos, pero no quiero perderme la mezcla del pansori coreano con nuestro flamenco; me cuentan que conviven bien y quiero comprobarlo. No me han engañado, la guitarra de Marta Robles y las voces de Alba Carmona y Salao se adhieren con facilidad a los sonidos que emiten los componentes de Jeong Ga Ak Hoe, con la voz prodigiosa de Narae Lee y surge la magia en la escena y me ata a la butaca, aunque en otros escenarios sucedan cosas que me interesan también. Aun así tengo tiempo para disfrutar en la Plaza de la Catedral del buen hacer musical y del sentido del humor de Gumbo Jass Band y más tarde del buen trabajo de Zoobazar.
Sigo a la carrera y vuelvo a las carpas para ver a una prodigiosa banda de trece locos de procedencias diversas, afincados en Bélgica, que me hacen mover los pies. Es la Orchestre International du Vetex. Una gozada. Con cierta saturación de notas en el cuerpo hago un último esfuerzo para ver el jazz contemporáneo de Lean Left, demasiado arriesgado para mi cabeza a esas horas, así que les dejo dando caña a sus instrumentos y dejo para mañana mi labor de espectador.
El sábado las calles ofrecen un aspecto espectacular, cuesta moverse, gentes de todas las edades se paran frente a los muchos escenarios improvisados en la calle, muchos más que en los días anteriores. En la abarrotada Plaza Mayor Txarango, El Puchero del Hortelano y La Pegatina hacen bailar y cantar a la peña. Me decido por algo más tranquilo y acudo al Teatre a escuchar a Zenet, mejor dicho, a los muchos Zenet que este artista lleva dentro. A medida que avanza el concierto el malagueño me atrapa cada vez más, conoce los resortes de la escena, sabe cómo cautivar al público y se rodea de músicos excelentes. Los incondicionales se quejan de lo corto del concierto y él busca cómo alargarlo un poco más, no es fácil, las apreturas del festival estrechan las opciones. Todos salimos con una sonrisa dibujada en la cara.
La noche avanza y la oferta se hace menos apetecible para el que escribe, especialmente porque el cansancio se acumula. Paso por la Plaza de la Catedral y me entrego a los ritmos brasileños de Gafieira Miúda. Aunque para el domingo quedan algunos espectáculos por ver, aquí concluye mi periplo por los escenarios del Mercat, un evento bien organizado y que tiene en el Pabellón Comercial de El Sucre un espacio para programadores, productores, managers…, en el que fluyen los contactos y se abren expectativas de trabajo para el mundo de la música.