Volumen 1
Microscopi 2024
Creado en 2020, este año ve la luz el primer disco de Cabra, el nuevo proyecto de varios nombres veteranos de la escena folk nacional. Por un lado, tenemos a Isabel Martín y Carlos Ramírez, bien conocidos primero por su banda Milo Ke Mandarini, dedicada a las músicas orientales y sefardíes, y posteriormente por sus múltiples actividades, colaboraciones y enseñanzas en el ámbito musical.
Junto a ellos, en Cabra aparece uno de los nombres más veteranos de la música oriental, Efrén López, otrora fundador de L’Ham de Foc junto a Mara Aranda, y posteriormente incansable protagonista en varios proyectos, incluyendo su labor en solitario.
Completa el cuarteto el castellonense Juanfran Ballestero, intérprete de múltiples instrumentos de viento (gaita, flautas, dulzaina…) que atesora una amplia experiencia como músico de estudio, maestro de música de educación infantil, y dirigiendo coros y bandas de gaitas, amén de sus colaboraciones como otros artistas como los Hermanos Cubero, el cantaor Cuervo (Raúl Micó) o con el mismo Efrén López.
Con estos mimbres de partida, estaba claro que la influencia de los sonidos y formas de hacer de las música orientales y mediterráneas iban a estar muy presentes. Y así resulta ser, pero unificando sus anteriores experiencias, el repertorio sobre el que se basan es muy mesetario, con presencia de rondas, corridos, charradas e incluso fandangos, por citar algunos palos más peninsulares. Una mezcla que no solo funciona, sino que brilla de forma destacada.
Siendo su música mesetaria, la voz es el eje sobre el que se vertebran las composiciones de la banda, aprovechando el conocimiento y veteranía que Isabel ha ido acumulando durante estos años. Pero la banda no se queda atrás, y los arreglos instrumentales emergen con gran presencia, bordando un hermoso y multicolor entramado, muy orientalizado como reflejo de los saberes de estos músicos.
Las piezas de este primer volumen destacan por una gran riqueza y variedad en los arreglos instrumentales, con un especial cuidado en los matices sonoros -que no son pocos- de los instrumentos que manejan, dando lugar a brillantes unísonos de cuerdas y viento, vibrantes percusiones y estremecedores lamentos de zanfonas y dulzainas, firmemente embridadas por la voz de Isabel, que se sitúa a su altura y los doma tanto en la delicadeza como en los pasajes más electrizantes.
Cabra es un proyecto muy sólido y trabajado; un afortunado cruce de caminos que ha dado lugar a algo que, tal vez, llevábamos tiempo esperando, y que creo que sus integrantes, también.