Tonetti Anaiak
Resistencia 2015
Jabier Muguruza es, junto a Ruper Ordorika, el más importante representante de la canción de autor que se factura actualmente en el País Vasco y, por extensión, uno de los más sobresalientes de todo el Estado. Pero a diferencia de sus paisanos creadores del género, como Mikel Laboa o Benito Lertxundi, que anclan su música en las raíces de la tradición, y del propio Ordorika, que alterna el folk con el rock, Muguruza se ha decantado por un tipo de canción decididamente urbana, muy jazzística, matizadamente afrancesada, sincera e intimista.
El décimo cuarto disco que Jabier ha grabado en solitario sigue por esa misma senda literaria y musical, insistiendo en la profundización de esos matices que ya se han convertido en personalísima marca de la casa, buscando tal proximidad que es como si te cantara las canciones al oído. En este caso, el motivo principal del CD tiene un argumento del todo nostálgico y agridulce, que nos lleva a la infancia del artista, cuando ganaba concursos internacionales de niños acordeonistas, y gracias a su padre conoció a los famosos payasos Hermanos Tonetti, uno de los cuales acabó suicidándose, un hecho que no comprendió hasta que más tarde aprendió que “un clown no muere nunca”, tal como nos cuenta en el tema que da título al trabajo.
El de Irún no es el único letrista de esta selección de canciones, ya que en esta ocasión también ha musicado poemas de Iñaki Irazu, Lourdes Oñederra, Gerardo Markuleta y Harkaitz Cano, que firma la composición más brillante del disco, la reflexiva -por no decir inteligentemente contradictoria- “Beti ondo daudenen gezurrak” (“Todo bien, no tanto”), donde toma protagonismo el piano de Mikel Azpiroz, quien junto a David Gómez (batería), Ignasi González (contrabajo) y Gorka Benítez (saxo tenor) conforman el excelente cuarteto jazzístico que acompaña a Muguruza.