Diariofolk

“Manual de cortejo es un disco lento; hecho sin prisa, para escuchar sin prisas, para vivir sin prisa” Toda una declaración de principios en el nuevo disco de Rodrigo Cuevas, la última sensación del folk en España, de Asturias en concreto. Ha lanzado este sorprendente trabajo de música de raíz asturiana aderezado con algún ritmo y melodía de otros lugares de la Península. Y concluye: “Hay muiñeiras, habaneras, xiringüelu; también textos del pasado, del futuro y sobre todo hay testimonios vivos de mujeres recogidos en el campo” Es pues, un trabajo de campo, de recogida de canciones desde lo más hondo del pueblo. Tamizado y modernizado (quizá demasiado en algunos momentos, tanto que puede correr el peligro de desvirtuar el mensaje) por el mago de los sonidos contemporáneos Raül Refree, Y es de tal magnitud la transgresión, que es el músico tradicional el que ronda al moderno, al contemporáneo, al experimental, al que “pervierte” la tradición, aunque en realidad son los dos, cantor y guitarrista, los que la transgreden, pero también sus transmisores. El título completo del disco es Rodrigo Cuevas ronda a Raül Refree.

Ambos, Rodrigo y Raül, se embarcaron en un viaje de diez días  por los pueblos de Asturias para hablar y grabar a las pocas señoras mayores que quedan conocedoras de la tradición musical de sus tierras. Visitaron a Angelita Caneiro, de A Estierna, a María de Trábau, a Binita de Vidal y Angelita Cabanón de Ayer…

No solamente participa Refree en este disco; hay otras colaboraciones destacadas de músicos asturianos y gallegos: las Adufeiras de Salitre en Rumba de A Estierna, un tema tradicional recogido a Angelita Caneiro, una de las informantes, o los gaiteros José Luis Gutiérrez “Guti” en El día que nací yo y Remis Ovalle en una de las piezas más originales, Arboleda bien plantada, también tradicional, una suerte de “rapeau” en bable.

Rodrigo Cuevas nació en Ovieu en 1985. Este es su primer disco de larga duración, después de tres EP’s: Yo soy la maga (2012), basado en canciones populares asturianas; Prince of Verdicio, de 2016, en el que ya anticipaba algunas de sus maravillosas “extravagancias”, como una remezcla del clásico discotequero “Ritmo de la noche” con una tonada asturiana, Soy de Verdicio. Y culminó un año después con el lanzamiento de un homenaje a … Tino Casal. No es extraño que le llamen el Freddy Mercury del folklore asturiano.

Con este bagaje, no es extraño que además se dedique al espectáculo de variedades. En 2014 estrenó Electrocuplé, en el que fusionaba la canción popular asturiana, la copla, el cabaret y el burlesque. Cuentan que en esos espectáculos se le podía ver con el atuendo tradicional asturiano o con los ropajes de cabaretera e incluso podía aparecer como una pin-up.

Y así llegamos a la última canción, inspirada en Rambán (o Rambalín), un “maricón” (así definido en la canción) muy querido en su barrio gijonés de Cimavilla y al que se le podía ver en los cabarets, y que fue perseguido y humillado por las autoridades bien pensantes hasta asesinarlo. Es uno de los pocos temas carentes de electrónica, desnudo y conmovedor. La prodigiosa voz de Rodrigo, cristalina, en todo su esplendor para contar una tragedia. Emoción a flor de piel de este moderno queer con los pies muy bien asentados en la tierra. Extraído del Archivo de Fuentes Orales para la Historia Social de Asturias y acompañado del Coro Minero de Turón.