Pimentón puro
Awen Records 2017
Después de muchos años escuchando, comprando y recibiendo discos, uno sabe enseguida cuándo está ante un trabajo sobresaliente. Lo sabes casi desde el momento de desprecintarlo, por pura intuición, por detalles, y muchas veces se corrobora cuando haces la primera escucha. Eso sí, algunas veces falla esa intuición y te equivocas.
Con Pimentón puro, el segundo disco de Vallarna, no nos ha fallado la intuición. Desde que lo recibimos de las manos de Carlos Soto (en su estudio se ha grabado el trabajo y se ha editado en su sello) sabíamos que estábamos ante algo grande.
Casi una década ha pasado desde que el grupo Vallarna lanzara su primer disco Km. 90 –que ya, pese a ser un disco de debut, era un buen trabajo- hasta que estos cuatro músicos han vuelto a meterse juntos en un estudio. El repertorio supone el primer acierto de este disco, una selección muy interesante de charradas, polcas, bailes corridos y agarraos, charros y jotas. Entre estas últimas encontramos la primera de las joyas del disco, de título Me voy por verte, que reúne en un solo tema dos deliciosas jotas cántabras a las que Vallarna ha enriquecido con alguna copla nueva. Este corte es un buen ejemplo de lo que estos chicos han hecho en Pimentón puro: excelentes instrumentaciones, fantásticas voces –tanto las solistas como los coros- y unos arreglos modernos y equilibrados que conservan la emoción y la sencillez tradicional de la canción, y a la vez la dotan de una fuerza vibrante. Por sí solo, este tema ya otorga un gran nivel al disco.
La descripción nos vale para otros muchos temas: para la arrebatadora Aradora bonita (aunque nos cueste escuchar localismos como bueys o béber en lugar de bueyes y beber) o la instrumental Alborada, un extenso tema compuesto por tres piezas donde escuchamos repertorio tradicional de dulzaina segoviana, de gaita leonesa y una parte central de composición propia, en un conjunto de gran frescura y naturalidad.
Puestos a destacar algún otro tema escogemos, por sus arreglos y por sus voces, el muy zamorano Al romero florido, donde han ensamblado un charro alistano y unas habas verdes de una zona próxima que han encajado de manera excelente. Y es que las fuentes de donde ha bebido Vallarna para este disco no pueden ser más apropiadas: Mariano San Romualdo “Silverio”, Paulino Gómez “El tío Tocino”, Cesar Higuera, Alfonso Ahumada, Almudena López, Francisco Balandrón “Ti Francisco”, Ángel Velarde, Alberto Jambrina, Pablo Madrid y otros nombres menos conocidos, pero no menos importantes en la transmisión de la música tradicional.
Vallarna está formado por tres castellanos y un cántabro, cuatro excelentes músicos y no menos espléndidos cantantes con unas carreras largas en el campo del folk y de la música de raíz. El cántabro (de Reinosa) Javier Román “el Niñu”, prestigioso rabelista y violinista, poseedor además de una gran voz; el dulzainero palentino Arturo Rodríguez, que en este disco ha optado por el pito, la gaita charra y las percusiones; Carlos Martín Aires, el guitarrista y bouzuquista de Valladolid, con una larga carrera a sus espaldas –recientemente grabó un buen disco a dúo con el acordeonista Jaime Vidal- y que también ha tocado mandola y banjo; y por último Jesús Enrique Cuadrado “Chuchi”, virtuoso guitarrista curtido en infinidad de proyectos de folk –A Gramalleira, Blanca Altable & Chuchi2- y también de rock.
Si con estos músicos por sí solos no fuera suficiente, en Pimentón puro Vallarna se ha rodeado de acertadas colaboraciones que ponen la guinda en algunos temas, como la de Roberto Ruiz Cubero y su mandolina en Polca de los platillos o la de Carlos Soto con el saxo en Corrido de las tijeras.
En definitiva, un trabajo que atrapa desde la primera escucha. Un disco que pasará a la historia de la música folk.
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