Diariofolk

Lo primero que le viene a uno a la cabeza cuando escucha el primer CD del doble álbum Òrrius Concert de Marco Mezquida es el famosísimo concierto de Colonia de Keith Jarrett, ya que tanto la forma de titular el trabajo como el hecho de que se trate de una improvisación interpretada en directo nos remite a la obra del pianista norteamericano. Pero aquí no hay comparación que valga, y no es porque las distancias sean insondables, sino porque el trabajo del músico menorquín se vale por sí mismo, situándolo en la cima de su especialidad, un puesto que tal vez estaba vacío desde que falleció el añorado Tete Montolíu. Y, francamente, no creo que exagere demasiado.

Grabado el 18 de noviembre de 2017 con motivo de la actuación de Marco dentro de la programación del Sensacions Òrrius Festival que tuvo lugar en la iglesia del siglo XVI de esta pequeña localidad del Maresme, la parte improvisada del álbum, que se extiende a lo largo de 52 apasionantes minutos, está inspirada -sorprendentemente, diría yo- en la monja alemana Hildegard von Bingen (1098-1179), que, según cuenta el intérprete, fue abadesa, compositora, filósofa, mística y visionaria. La cuestión es que sin duda tal señora bendijo desde la tumba al pianista concediéndole el don de ofrecer un concierto extraordinario que va mucho más allá de lo que estrictamente conocemos como jazz para acercarlo a una música contemporánea libre de ataduras, más abstracta que figurativa, con momentos de placidez y ráfagas de euforia en los que se alternan hasta confundirse el impresionismo y el expresionismo.

El segundo CD de este álbum, grabado en el mismo concierto, está construido en torno a media docena de piezas, cinco de ellas compuestas por el propio Marco, entre ellas la preciosamente delicada -o delicadamente preciosa- Es jardí de ses ànimes. El sexto tema es uno de sus estándards favoritos, All of me, escrita en 1931 por Gerald Marks y Seymour Simons.