Diariofolk

La vida de esta vocalista de Costa de Marfil está muy marcada por la figura de su padre, cantante, percusionista, actor y miembro original de la influyente colonia artística Le Village Ki-Yi M’Bock, una cooperativa para impulsar la creatividad y la colaboración entre artistas de diferentes disciplinas, tradiciones y nacionalidades creada a mediados de los ochenta en Abidjan. Cuenta Dobet Gnahoré  que con doce años, encantada con el ambiente de “la aldea” ya tenía muy claro que quería dedicarse a la música, la danza y el teatro. Ya no quiso ir más a la escuela y comenzó a pasar sus días estudiando música, baile, teatro y percusión en aquel ambiente multicultural. Un par de años después llegó a Le Village Ki-Yi un guitarrista francés llamado Colin Laroche de Féline, que acabaría enamorándose del estilo de vida de la cooperativa y de Dobet, con quien acabaría formando un dúo e instalándose a Francia. Tras trabajar juntos en los discos Ano Neko, Na Afriki y Djekpa La You a nombre de la cantante, llega este Na Dré imbuido de las diversas raíces africanas que tan bien conoció de pequeña en Le Village Ki-Yi, con un abundante empleo de coros e instrumentos de diferentes culturas del continente. Por otro lado, está presente el pop, el toque europeo de la mano de Laroche de Féline (autor con Gnahoré de todas las temas) y un cuidado trabajo de producción. El disco se compone en general de canciones sencillas, amables y directas (destacan cortes como “Na Dre”, “Baara”, “Yon reve” y “Maman”) con la voz siempre en buena forma de la marfileña. Es en el terreno de las composiciones y los arreglos donde un resultado más irregular impide que el álbum levante definitivamente el vuelo y que Dobet Gnahoré alcance ese lucimiento que, como vocalista, merece.