Humitat relativa
La Casa Calba 2018
En 1979, el valenciano Remigi Palmero debutaba en solitario al frente del grupo Bon Matí con un disco que marcaría historia, Humitat relativa, que junto a otros dos trabajos de un par de paisanos suyos -Pep Laguarda, con Brossa d’ahir (1977) y Juli Bustamante, con Cambrers (1981)- constituirían la santísima trinidad de lo que por aquel entonces se denominó “pop mediterráneo.
Han tenido que pasar cuarenta años para que esta obra seminal tantas veces reivindicada fuera reeditada en formato CD, para que las nuevas generaciones redescubran -y las no tan jóvenes revivan- una forma de crear e interpretar música que es más que un arte: es toda una filosofía de la vida que trasluce una emotividad familiar, relajada, hedonista y dotada de una inteligencia como pocas veces se ha visto y oído en este país.
Palmero filtró a través del tamiz aromático del Mare Nostrum todo lo que se le puso por delante: pop, rock, funk, jazz canción de autor y tradición. Y consiguió algo completamente nuevo que de hecho no dejaba de ser lo de toda la vida. Lo que pasa es que nadie se había atrevido todavía a dar ese paso tan sencillo pero al mismo tiempo tan decisivo: darle a la música valenciana un nuevo status.
Escuchado ahora, Humetat relativa mantiene la misma vigencia que el día en que fue concebido, con esa cadencia mediterránea que vibra en Ràdio Alger o en El carrer de la lluna, con esa tradición revisitada en Deixeu-me sol o en Cançó de festa, con ese funk tan cercano en L’olor de garrofa y Temps de pluja a la ciutat, o con esa pequeña gran maravilla que viene a resumir todo lo dicho que es Plens de sol de bon matí.