Diariofolk

Hay quien ha definido a Nacho Umbert como “el cantautor más atípico del país”. Sea o no cierta esta aseveración, sí hay que reconocer que el artista barcelonés es diferente, sobre todo por dos motivos: el carácter surrealista de sus letras y el mágico tratamiento de pop de cámara de sus músicas, sabiamente conducidas por el productor Raül Fernández “Refree”.

En su tercer disco en solitario, el exlíder de Paperhouse rinde homenaje a la familia, aunque prácticamente no habla de ella en su repertorio. Tal vez sólo lo hace en el atractivo tema que abre el CD, Sudamericano, donde se descuelga con una aventura de una de sus abuelas y el extraordinario jugador de fútbol argentino Di Stefano. Pero luego, entre otras composiciones de valor homenajea a un Barbarroja de Montgat en una especie de antihabanera rematada con un fragmento de una habanera de verdad, Quan jo tenia pocs anys; luego ofrece todo un guiño cinematográfico, Que lo sepa Cary Grant, dedicado a la famosa escena de la persecución del avión de “Con la muerte en los talones”, de Hitchcock, y finalmente sirve Kodachrome, una curiosa letanía sobre las “hordas de turistas fotomaníacos” que tanto pululan por la Ciutad Condal.

En cuanto al diseño de Familia, como desgraciadamente ocurre en tantos otros trabajos, un cierto malentendido esteticismo aplicado al tamaño y al tipo de la caligrafía -casi ilegible- que ilustra las letras de las canciones acaba causando reuma en los ojos.