Diariofolk

“Inquieta, visceral, intensa y trascendente”. Así se autodefine la pianista y cantante Clara Peya, flamante ganadora en 2019 de uno de los Premios Nacionales de Cultura que concede la Generalitat de Catalunya. Su octavo disco, Estómac, confirma esos cuatro calificativos, a los que habría que añadir el de “punki-romántica”, que también es de cosecha suya.

Este nuevo trabajo, que viaja en busca de la esencia más básica del amor, ha sido concebido como una continuación de Oceanes -CD ya comentado en esta web- e insiste en el contenido radicalmente feminista de la obra de su compositora, mientras que a la vez amplía su ecléctica pero bien trazada paleta estilística, en la que ahora se entremezclan estilos tan diversos como la música de cámara, la canción de autor, el jazz, el rap y la electrónica, sin olvidar una cierta concepción teatral que en ocasiones presenta sus profundas letras como si se tratara de monólogos dramáticos.

Once canciones en catalán y otras dos en castellano completan el intenso y denso repertorio de este disco, que una vez más ha sido grabado con la complicidad del bajista Vic Moliner, que lo ha producido junto a Jordi Casadesús. De las percusiones se han encargado Andreu Moreno y Dídak Fernández. Y las voces se las han repartido entre la misma Clara, que canta tres temas, y Magalí Saré, que canta el resto. Y poca cosa más ha hecho falta para resolver uno de los CD’s más interesantes -y misteriosamente intrincados- de los últimos meses.