Diez años de profundidad
Edición independiente, 2017
Zamba, huella, chacarera, landó, huayno, candombe, tango. Casi toda la música de raíz folclórica latinoamericana, la de ayer y la de hoy, cabe en la amplia propuesta de este disco con el que el dúo integrado por el cantor, compositor, guitarrista y percusionista Gabriel Amadeo Videla y el percusionista, pianista y cantor Héctor Correa celebran su primera década recorriendo juntos los caminos de la música. Un camino que se inició cuando se conocieron integrando un conjunto de percusión académica en el conservatorio de música Alberto Ginastera de la localidad bonaerense de Morón y escuchaban música sinfónica, rock y jazz, y aún estaba latente la música folclórica que sonaba en sus respectivas casas.
En éste, su quinto trabajo discográfico, el dúo despliega diecisiete pistas (grabadas en distintas épocas y lugares) donde se intercalan armoniosamente composiciones propias con canciones de autores consagrados como el Cuchi Leguizamón, Omar Moreno Palacios, Hilda Herrera, Aníbal Troilo o Astor Piazzolla, mezclando guitarras, bombos y otros instrumentos tradicionales, a los que suman elementos de percusión de toda América y sonoridades tan particulares como la marimba y el vibráfono, que le dan a su música un sello distintivo. El resultado es un sonido original, contemporáneo y, a la vez, profundamente enraizado en las tradiciones y los lenguajes de la música argentina, en cuya concreción mucho tienen que ver la gran cantidad de músicos invitados que los acompañan. Sería imposible aquí enumerarlos a todos, pero no puede dejar de mencionarse a Marcos Cabezaz y la japonesa Keiko Kotoku a las marimbas y a la cantante Liliana Herrero, quien aporta su voz desgarrada, inconfundible, en la zamba Quiquín.
En una reciente entrevista realizada por Gustavo Grosso en el sitio Boletín Folklore, Gabriel Videla trataba de explicar el origen del nombre del dúo diciendo que “si bien la palabra pozo puede connotar sensaciones negativas u oscuras, al seguir cavando en el significado de la palabra, encontramos que el pozo nos ha acompañado durante nuestra existencia como raza, e incluso ha modificado hábitos sociales. El humano cambió su vida de nómade a sedentaria porque descubrió que haciendo un pozo y plantando una semilla obtenía alimento. Y en muchos sitios, para obtener agua potable hay que hacer un pozo. Si hoy quieres hacer algo que perdure tienes que empezar por hacer un pozo para su cimiento. Nosotros entendemos que estamos en una búsqueda de sonoridades y de expresiones que dialoguen con nuestra historia y nuestra cultura, entonces quien quiere buscar debe hacer un pozo para traer a la superficie y recrear”. Apropiándonos de sus palabras, podemos afirmar que de este Pozo surge un torrente de agua fresca para la música argentina de raíz folclórica.
