Defectos especiales
Producción independiente 2019
Cuando le preguntan a Sergio Poli qué música hace, suele contestar: “No lo sé”. Para los adeptos a las etiquetas, se hace difícil encasillar una obra cuyos patrones rítmicos pueden ir desde el rock a la chacarera, desde el funky al candombe, desde el blues a la baguala; una obra que cocina en el mismo caldero su larga trayectoria como violinista de música clásica, su temprana fascinación por el rock de Charly García y el jazz de Swing 39 o su paso por la mítica banda Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, por citar sólo algunos puntos altos de su amplia biografía musical.
Lo cierto es que el material de su último trabajo, Defectos especiales, registrado casi en vivo en una sola jornada de grabación, presenta un sonido homogéneo, tan personal e interesante como su placa anterior, Luna de hielo, que comentáramos en esta misma sección. Sus nueve tracks (todos de su autoría) son una fusión de ritmos y melodías que ostentan el swing y el costado de la improvisación del jazz pero con una fuerte impronta de rock progresivo, lo cual (para tranquilidad de los encasilladores) acercaría la placa a la batea de este último género, o del jazz-rock.
En el aspecto compositivo, Poli sabe capitalizar su vasta experiencia en diferentes campos de la música popular y académica, apuesta sin remilgos a la libertad y deja espacio para que se luzcan los músicos que lo acompañan: sus viejos compañeros de ruta Maxi Abal (guitarras), Daniel Viera (batería) y Potolo Abrego (percusión), a los que se agregan en esta nueva versión del ensamble Julián González (teclados) y Santiago Epele (bajo), más los aportes de Sofía y Ana Vocaturo a los tambores (en Candombe ´57) y Paula Mesa, Lucas Poli y Tiago Poli, que hacen palmas en El zorzal de Messiaen. En cuanto a sus dotes como ejecutante, poco es lo que se puede agregar: desde que su padre le regaló un violín a los siete años, el hombre y el instrumento han llegado a fundirse en una sola entidad.
Defectos especiales está en las principales plataformas digitales. Es un disco potente, intenso, que confirma el viejo axioma de que el todo es siempre más que la suma de las partes. Para disfrutarlo sólo es necesario abrir la mente y el corazón.