Diariofolk

Una guitarra flamenca y un piano jazzístico. Es una combinación que se ha probado en muchísimas ocasiones. Pero muy pocas veces ha alcanzado la brillantez obtenida por esta Conexión experimentada por el tocaor catalán Chicuelo y el teclista menorquín Marco Mezquida.

Los dos músicos han abandonado por un día -o por una temporada- los muchos y buenos proyectos en los que están enfrascados, ya que actualmente son dos de los solistas más solicitados en sus respectivas especialidades, para abordar esta aventura conjunta que se sabe dónde empieza pero se ignora dónde puede acabar, que sin duda será muy lejos.

Lo que esta pareja interpreta no es flamenco y no es jazz; o en todo caso no sólo es flamenco y no sólo es jazz. Porque es mucho más que la suma de esos dos géneros aparentemente tan distantes. De hecho, al unir sus instrumentos, más que sumar, Chicuelo y Mezquida multiplican las posibilidades de una fórmula que no es tan secreta, porque consiste en algo tan sencillo como compaginar dos conceptos o, mejor dicho, dos genialidades destinadas a entenderse a la perfección, porque se conocen, se buscan y se quieren. Es decir, que están del todo enamoradas.

En los momentos más delicados y en los más apasionados; en los fragmentos más trepidantes y en los más lentos; en los instantes más sutiles y en los más abigarrados; en todo el disco la guitarra y el piano suenan como si ya hubieran compartido la vida entera. Y junto a ellos, un tercer elemento imprescindible, que complementa y rellena su espacio sonoro: la inteligente percusión de Paco de Mode.