Ashes to Gold
ECM 2024
Ashes to Gold, el nuevo álbum de Avishai Cohen, refleja la complejidad emocional de un tiempo convulso y desgarrador. A través de una suite en cinco movimientos, Cohen logra plasmar no solo su talento técnico y compositivo, sino también el impacto profundo de los eventos que marcaron su vida personal, nacida en medio del conflicto en el Medio Oriente, fusiona el dolor y la esperanza, lo sombrío y lo sublime, en una obra que, lejos de ser solo un testimonio de desesperación, también busca encontrar belleza en la ruina.
El álbum se abre con una sorpresa: Cohen, conocido por su trompeta imponente, comienza tocando la flauta. Este inicio sereno evoca un paisaje pastoral, casi onírico, que rápidamente es desbordado por la intensidad de su trompeta. Este contraste establece el tono para lo que sigue: un viaje emocional que va desde la serenidad al caos, de la reflexión a la rabia. En la primera parte de la suite, la atmósfera pastoral se disuelve en una tormenta de emociones, con la trompeta de Cohen explotando en furia mientras la base armónica del piano y el bajo de Yonathan Avishai y Barak Mori, respectivamente, sostiene el peso de la tormenta.
La composición de Ashes to Gold fue influenciada directamente por los catastróficos eventos del 7 de octubre de 2023, cuando un ataque terrorista cambió la vida de Cohen y de toda la región. El trompetista describe cómo no podía escribir ni tocar su instrumento, abrumado por el dolor y la incertidumbre. Sin embargo, la música comenzó a fluir cuando se dio cuenta de que debía seguir adelante y canalizar sus sentimientos en una obra que, aunque teñida de desesperanza, también ofreciera destellos de luz. Así, las piezas de la suite transitan por todo el espectro emocional: ira, melancolía, confusión, y, en sus momentos más sombríos, un atisbo de esperanza.
Uno de los momentos más destacados es la Parte III de la composición que abre el trabajo, escrita bajo las tensas circunstancias de una gira. Aquí, Cohen utiliza la trompeta de manera más lírica y suave, casi como un susurro frente al tumulto de la guerra que lo rodea. La composición muestra un contraste emocional tan delicado que parece capturar la fragilidad humana en tiempos de adversidad. Esta sección culmina en una evocación que logra transmitir el anhelo y la pérdida con la misma fuerza con que se expresa la resistencia.
En su afán por explorar nuevas texturas y horizontes sonoros, Cohen incluye en Ashes to Gold una interpretación del Adagio assai del Concierto para piano en sol mayor de Maurice Ravel, una pieza que ha sido una constante en su repertorio en vivo. La fusión de la trompeta de Cohen con el piano de Yonathan Avishai en esta obra es un momento de profundo lirismo, una meditación que transporta al oyente a un plano casi espiritual. Es en este fragmento donde la música de Cohen se distancia del jazz más convencional y se acerca a una interpretación de cámara, en la que la improvisación se une al respeto por la partitura clásica.
La suite culmina con The Seventh, una composición de su hija Amalia Cohen, que ofrece un respiro a la intensidad del resto del álbum. Con su sencillez y belleza innata, esta melodía juvenil actúa como un bálsamo para las heridas abiertas en las piezas anteriores. La música de The Seventh se siente como un abrazo cálido, un recordatorio de que la esperanza y el amor todavía existen, incluso en medio de la devastación.
A diferencia de sus discos anteriores, que apostaban por la improvisación abierta, Ashes to Gold es una obra más meticulosamente estructurada. Cohen, junto a sus colaboradores de siempre —el pianista Yonathan Avishai, el bajista Barak Mori y el baterista Ziv Ravitz— trabajaron en cada nota, cada cambio de dinámica, creando una obra que refleja la complejidad de la situación de Cohen y, por extensión, la de toda una región. La intensidad de su trompeta, que varía desde el clamor desafiante hasta los susurros más tenues, es el vehículo a través del cual explora el dolor, la ira y la esperanza.
En Ashes to Gold, Avishai Cohen no solo refleja el caos de un tiempo, sino que también rinde homenaje al arte de reconstruir lo roto. Cohen logra encontrar la belleza en lo fragmentado, en lo quebrado. Este álbum es, sin lugar a dudas, uno de los más profundos y emotivos de su carrera, y un recordatorio de que la música, aún en sus momentos más oscuros, tiene el poder de sanar y transformar.